La historia de ferrari empezaba un 1 de diciembre de 1929 modificando un Alfa Romeo.
El taller fue establecido en el garaje Gatti de Módena, pero la demanda hizo que se mudaran a un edificio de la calle Trento e trieste #11 de la misma ciudad. A pesar de ser un brazo deportivo de Alfa, Ferrari pronto alcanzó personalidad propia, atrayendo a pilotos legendarios como Nuvolari durante los inicios de los años 30. Pero la superioridad de los autos alemanes como Mercedes y Auto Union (bajo auspicio del régimen nazi) obligaron a Ferrari a dar un cambio de rumbo a su equipo para obtener mayores recursos. En 1937 tuvo que vender el 80% de su empresa a Alfa Romeo.
El punto de ruptura entre Ferrari y Alfa Romeo se dio a partir de 1938, cuando el segundo decidió formar la "Alfa Corse", el nuevo ente deportivo de la marca, que contaba ahora con todos los mecánicos que tenía Enzo, aunque a éste se le ofreció dirigirlos. Con esto, Ferrari cierra sus fábricas en Módena y se embarca a Milán para trabajar en este nuevo proyecto, aunque duró poco tiempo: las serias discrepancias con varios de sus nuevos jefes hicieron que Enzo se retirara definitivamente de Alfa hacia su independización, pero una cláusula de contrato impedía que Enzo Ferrari pudiera usar su apellido para la fabricación de coches durante los siguientes cuatro años. De esta manera, crea a Auto Avio Costruzioni. El resentimiento de Enzo hacia Alfa Romeo se vio aumentada luego del éxito de los 158 (o los famosos Alfetta), autos de su propia creación.
Enzo Ferrari, junto con Alberto Maximino y Luigi Bellentani, jales de Alfa Romeo construyeron el 815, un híbrido propio con muchos elementos de FIAT. Alberto Ascari y el marqués Lotario Rangoni dominaron con este auto la Mille Miglia de 1940 en su categoría; pero un posterior abandono en la carrera significó el fin de la Auto Avio Costruzioni de las competencias al estallarse la Segunda Guerra Mundial, cuando fue obligada por el gobierno italiano a construir material bélico en lugar del deportivo. En 1943 se pone en funcionamiento la Ley de Descentralización de la Industria, que conminaba a las fábricas a distribuirse en diferentes zonas de Italia para evitar la conglomeración y así ser blancos fáciles de los bombardeos aliados. De esta manera, la Auto Avio Costruzioni se traslada de Módena 16 kilómetros hacia el sur, a un pequeño pueblo llamado Maranello.
Concluida la guerra, Ferrari tenía ya la facultad de construir autos con su propio nombre. En 1947 se construye el 125. Aunque los primeros resultados deportivos eran auspiciosos, las ventas no favorecían a la marca ya que los autos todavía eran construidos artesanalmente. Desde 1951, Ferrari entraría a la era de los coches de fabricación en serie con el 250, estabilizando su frágil economía. Un año antes, ingresó a una nueva categoría de competición llamada Fórmula 1.
También en 1951, Enzo Ferrari y Battista Pininfarina, diseñador de automóviles, hacen un acuerdo de colaboración mutua que perdura hasta el día de hoy. Casi al mismo tiempo, Enzo creó la sociedad Esercizio Fabbriche Automobili e Corse (SEFAC) una fusión de todas sus empresas. De esta manera, la década de los 50s fue de bonanza económica y de reconocimiento mundial gracias a los estupendos modelos construidos y los éxitos en las competencias.
Pero en los sesentas, la situación económica nuevamente se volvió difícil para la casa de Maranello. Los resultados deportivos habían casi desaparecido ante el dominio de los autos ingleses. Fue tal la crisis que Ford estaba a punto de comprar la casa en 1963. Por si esto no fuera poco, el mercado exigía a toda costa autos más potentes y menos contaminantes, además de una baja de demanda de coches descapotables porque se les veían inseguros (entre 1973 y 1984 Ferrari no fabricó ningún convertible). A pesar de todo, Ferrari lanzó en esta época modelos gloriosos como el Dino, tan popular que llegó a costar más que varios autos con motor V12 siendo éste uno con motor V6. Pero con la misma popularidad, Ferrari dio cuenta que ya no podía seguir con la empresa en forma solitaria. Muchos fabricantes pequeños habían sido adquiridos por los grandes constructores y Ferrari estaba en el mismo camino. En 1969, aprovechando las buenas relaciones con FIAT, Enzo Ferrari le vendió a Giovanni Agnelli, presidente de FIAT, el 50% de la SEFAC. El 80% del restante pasaría a manos del imperio italiano luego de que Enzo muriera (cosa que ocurrió en 1988 y FIAT pasó así a tener el 90% de Ferrari, el restante 10% a manos de Piero Lardi Ferrari, su hijo).
Ferrari volvió a triunfar en la Fórmula 1 en la década de los setenta, superando la crisis del petróleo y a un nuevo rival: Lamborghini. A pesar que en los ochenta la situación económica era estable, los resultados deportivos no le sonreían. Los grandes modelos como el 288 GTO y el F40 fueron los últimos antes de la muerte de Enzo en 1988. El homenaje más apreciado fue el 1-2 de Ferrari en el GP de Italia de Fórmula 1 poco tiempo después. A partir de entonces, FIAT domina el 90% de la marca. Los 90's significaron la renovación total al lanzar increíbles modelos como el F355, 550 o el F50. En la Fórmula 1 volvieron a la senda del triunfo en el 2000 cuando Michael Schumacher le devolvió el codiciado Campeonato del Mundo. Hoy dominan la categoría reina. En el 2002, se cumplió un sueño: el lanzamiento del Ferrari Enzo, en honor al Commendatore, un auto pensado en él: agresivo, luchador y siempre primero.
Las últimas joyas de Ferrari, el 612 Scaglietti y el 460, demuestran que la casa de Maranello seguirá siendo grande como siempre.
Bugatti, una de las más prestigiosas marcas de automóviles, vio la luz en 1901 cuando su fundador, Ettore Bugatti, lanzó los modelos Tipo 2, 3 y 4 como la marca Dietrich-Bugatti: tuvo como socio inicial al Barón Dietrich. La primera sede de la fábrica estaba en Alsacia (entonces territorio alemán). En 1906 Bugatti se independizó del Barón y empezó a fabricar automóviles con su propio nombre. En poco tiempo, y con la gran publicidad que significaban las competencias, la marca Bugatti se ganó un prestigio que no dejaría hasta nuestros días.
Al estallar la Primera Guerra Mundial toda la fábrica Bugatti tuvo que trasladarse a Italia, ya que Alsacia era zona de conflicto y los franceses presionaban a la empresa por considerarla enemiga. Paradógicamente, los franceses fueron los beneficiados de la tecnología Bugatti en sus aviones, al contar con la ametralladora automática sincronizada con la hélice, en combinación con dos motores de 8 clindros cada una y 24 válvulas que generaban 500 HP: todo un adelanto de la época creado por Bugatti en cooperación con su "partner" Roland Garros. Pero el motor no podía ser desarrollado por éstos por problemas económicos, y la casa norteamericana Duesenberg se encargó de los equipos. Con las regalías obtenidas con el nuevo motor (que Duesenberg utilizaba también para sus autos de calle), al final de la guerra Bugatti contaba con una inédita solvencia económica.
Durante los primeros veinte años de vida, Bugatti era prácticamente una fábrica de coches de competencia. En 1918, la casa volvió a Alsacia (convertida en territorio francés luego del Tratado de Versalles). Pero la moda del lujo implantado al terminar la Primera Guerra Mundial hizo que éste diera el gran salto hacia la producción de automóviles de lujo. En ese rubro, Hispano-Suiza y Rolls Royce ocupaban los primeros lugares de las preferencias. En 1929, se lanzó la saga Royale, con apenas seis modelos a causa de la quiebra de la Bolsa de Nueva York. Todos los autos eran diferentes entre sí, y son únicos en el mundo.
Aún así, la década del 30 fue exquisita para Bugatti. Sus coches, aparte de ser verdaderas obras de arte, fueron máquinas eficientes y durables. Prueba de ello son la increible cantidad de autos conservados por los coleccionistas en nuestros dias a pesar de la poca cantidad de unidades construidas en comparación a los de otros fabricantes. Los Tipo 32, 35, 41, 57 en todas sus versiones fueron los autos que marcarían historia. El Tipo 41 Royale y el Type 57 SC Atlantic Coupe son considerados como los coches más bellos jamás construidos. Pero al estallarse la Segunda Guerra Mundial, los alemanes confiscaron la fábrica luego de ocupar territorio francés, teniendo Ettore Bugatti que refugiarse en Italia.
Concluida ésta se libró una dura lucha para recuperar la fábrica. Apenas un mes después de la devolución en 1947, Ettore Bugatti murió, liquidando toda posibilidad de volver a las gloriosas épocas de antaño. En 1956, se lanzó el modelo 251 siendo éste un fiasco, signicando de paso el quiebre de la marca cerrando sus puertas por un lapso de 35 años.
En 1991, Romano Artioli compra el nombre Bugatti (lo único que hasta entonces quedaba de la marca) e instaló una fábrica en Módena, Italia. Se lanzó el EB110, el auto más rápido de su época, pero el bajo presupuesto le impidió a la nueva fábrica ampliar sus horizontes y tuvo que cerrar nuevamente sus puertas cuatro años después. En 1998, el grupo Volkswagen le compró la marca a Artioli, siguiendo y ampliando la tendencia de crear superdeportivos pero sin pasar todavía de la etapa de prototipo. La última joya, el Bugatti EB 16/4 Veyron, es uno de los autos de calle más rápido del mundo, un 18 cilindros en W con 1001 HP y una velocidad máxima de 406 km/h.
A pesar que en sus más de 100 años de historia apenas se fabricaron 8000 unidades, Bugatti es considerado como una de las marcas símbolo de la historia del automóvil.