Bugatti

dimecres, 27 de febrer del 2008 |


Bugatti, una de las más prestigiosas marcas de automóviles, vio la luz en 1901 cuando su fundador, Ettore Bugatti, lanzó los modelos Tipo 2, 3 y 4 como la marca Dietrich-Bugatti: tuvo como socio inicial al Barón Dietrich. La primera sede de la fábrica estaba en Alsacia (entonces territorio alemán). En 1906 Bugatti se independizó del Barón y empezó a fabricar automóviles con su propio nombre. En poco tiempo, y con la gran publicidad que significaban las competencias, la marca Bugatti se ganó un prestigio que no dejaría hasta nuestros días.

Al estallar la Primera Guerra Mundial toda la fábrica Bugatti tuvo que trasladarse a Italia, ya que Alsacia era zona de conflicto y los franceses presionaban a la empresa por considerarla enemiga. Paradógicamente, los franceses fueron los beneficiados de la tecnología Bugatti en sus aviones, al contar con la ametralladora automática sincronizada con la hélice, en combinación con dos motores de 8 clindros cada una y 24 válvulas que generaban 500 HP: todo un adelanto de la época creado por Bugatti en cooperación con su "partner" Roland Garros. Pero el motor no podía ser desarrollado por éstos por problemas económicos, y la casa norteamericana Duesenberg se encargó de los equipos. Con las regalías obtenidas con el nuevo motor (que Duesenberg utilizaba también para sus autos de calle), al final de la guerra Bugatti contaba con una inédita solvencia económica.

Durante los primeros veinte años de vida, Bugatti era prácticamente una fábrica de coches de competencia. En 1918, la casa volvió a Alsacia (convertida en territorio francés luego del Tratado de Versalles). Pero la moda del lujo implantado al terminar la Primera Guerra Mundial hizo que éste diera el gran salto hacia la producción de automóviles de lujo. En ese rubro, Hispano-Suiza y Rolls Royce ocupaban los primeros lugares de las preferencias. En 1929, se lanzó la saga Royale, con apenas seis modelos a causa de la quiebra de la Bolsa de Nueva York. Todos los autos eran diferentes entre sí, y son únicos en el mundo.

Aún así, la década del 30 fue exquisita para Bugatti. Sus coches, aparte de ser verdaderas obras de arte, fueron máquinas eficientes y durables. Prueba de ello son la increible cantidad de autos conservados por los coleccionistas en nuestros dias a pesar de la poca cantidad de unidades construidas en comparación a los de otros fabricantes. Los Tipo 32, 35, 41, 57 en todas sus versiones fueron los autos que marcarían historia. El Tipo 41 Royale y el Type 57 SC Atlantic Coupe son considerados como los coches más bellos jamás construidos. Pero al estallarse la Segunda Guerra Mundial, los alemanes confiscaron la fábrica luego de ocupar territorio francés, teniendo Ettore Bugatti que refugiarse en Italia.

Concluida ésta se libró una dura lucha para recuperar la fábrica. Apenas un mes después de la devolución en 1947, Ettore Bugatti murió, liquidando toda posibilidad de volver a las gloriosas épocas de antaño. En 1956, se lanzó el modelo 251 siendo éste un fiasco, signicando de paso el quiebre de la marca cerrando sus puertas por un lapso de 35 años.

En 1991, Romano Artioli compra el nombre Bugatti (lo único que hasta entonces quedaba de la marca) e instaló una fábrica en Módena, Italia. Se lanzó el EB110, el auto más rápido de su época, pero el bajo presupuesto le impidió a la nueva fábrica ampliar sus horizontes y tuvo que cerrar nuevamente sus puertas cuatro años después. En 1998, el grupo Volkswagen le compró la marca a Artioli, siguiendo y ampliando la tendencia de crear superdeportivos pero sin pasar todavía de la etapa de prototipo. La última joya, el Bugatti EB 16/4 Veyron, es uno de los autos de calle más rápido del mundo, un 18 cilindros en W con 1001 HP y una velocidad máxima de 406 km/h.

A pesar que en sus más de 100 años de historia apenas se fabricaron 8000 unidades, Bugatti es considerado como una de las marcas símbolo de la historia del automóvil.

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dilluns, 25 de febrer del 2008 |